viernes, 27 de abril de 2012

Comentarios (y III).

La última entrada del blog de Luis que quiero comentar es la de Ilusión monetaria. De ella quiero resaltar dos cosas. La primera es que, efectivamente, o el euro o España (ver los dos primeros párrafos; puntos 1 y 2). En España, por desgracia, el sentimiento patriótico se disolvió como un azucarillo ya desde los años 70 (en tanto en cuanto la izquierda dejó de sentirse poco a poco nacional). Y sí, ya sé que lo que importa son los ciudadanos y no la Nación, etc. Pero sin una Nación (que no es más que la conformada por la voluntad ciudadana de vivir en comunidad) no hay ciudadano que valga, es decir, que el "estado de la naturaleza" no puede existir más que en momentos puntuales de la Historia (recuerdo que ubi societas, ibi ius, es decir, que donde hay sociedad hay Derecho, entendido éste como el conjunto de normas que rigen la sociedad y que, por tanto, crean el Estado, sea éste del tipo que sea; teocrático, democrático, monárquico absoluto...).

Esto no debe entenderse, sin embargo, como una justificación por mi parte de la anulación de la libertad moral del individuo en tanto que intervenida por la voluntad estatal.

Bueno, a lo que iba, que como en España ya no se cree en España (ni en Dios, ni en...¿en qué creen los españoles?; buena pregunta, pero para otra entrada) los denominados regionalismos históricos (que más bien son histéricos) se frotan las manos ante la caída (y consecuente disgregación) de la Nación española, como apunta Luis que puede suceder en el punto 1) de dicha entrada. Ése es uno de los argumentos a favor de que España no saldrá del euro voluntariamente; el de que (casi) nadie mirará por el bien de España como Nación a la hora de tomar esa decisión. Por eso defender al euro y su supervivencia no es defender a España, como muy bien comenta Luis.

Lo segundo que quiero comentar es la frase que aparece en dicha entrada después de que se nos habla de las devaluaciones derivadas de pertenecer al Sistema Monetario Europeo. Luis dice "Lección: o el tipo de cambio se ajusta libremente, o lo hace el PIB y el empleo, al alza o a la baja, por exceso. " Esto no es más que, o devaluación externa (devaluando el tipo de cambio, lo que no se puede con el euro) o devaluación interna (ajuste de precios y salarios a pelo, es decir, recorte tras recorte), teniendo en cuenta que la última se realiza eliminando las cantidades (salarios y precios de los bienes y servicios demasiado altos) que exceden del PIB potencial español (es decir, lo máximo a lo que se puede aspirar en un momento dado, por ejemplo el 2012, en una Economía, que es la española, y, en este caso, con un tipo de cambio fijo, que es el euro; este máximo es un nivel más bajo que sin el euro al no poder salir de la crisis vía exportaciones).

En fin, que lo llevamos claro...

¡¡¡Por cierto!!! Ya comenté aquí cómo un ecuánime economista español que he tenido el gusto de conocer este año me comentaba cómo salirse del euro no era la solución, entre otras cosas, porque ¡¡las deudas seguirían estando en euros!!

Yo a esto debo realizar dos comentarios. El primero es que sí, seguirían estando en euros, pero las del conjunto de la Economía con el exterior (la de una persona cuya casa vale menos que la hipoteca que pesa sobre ella con su banco español no; pasaría a estar en pesetas). Y el segundo es que...¿y qué? ¿Por qué se repite tanto esta cantinela? ¿Qué problema hay?

Al hilo precisamente de la entrada de Luis que he comentado hoy (creo que ya comenté que, por casualidad, muchas de las cosas que me comentó este afable economista coincidieron en el tiempo con entradas de Luis en sentido contrario) debo decir que España ya devaluó tres veces con una especie de tipo de cambio fijo; el del Sistema Monetario Europeo. ¿Qué diferencia hay con lo que pasaría hoy en día? Desde mi punto de vista ninguna, y me explico.

Hace 20 años aproximadamente (en lo que atañe a España) existía una cosa denominada E.C.U. (European Currency Unit o Unidad Monetaria Europea), que no era más que una cesta de monedas en proporciones variables (el valor de un E.C.U. será igual en un 20% del valor del marco alemán, en un 17% al valor del franco francés, en un 4% al valor de la peseta española, etc.) que implicaba fijar el tipo de cambio de la peseta con respecto al resto de monedas de forma indirecta (si 1 E.C.U. son 200 pesetas y 1 E.C.U. son 10 marcos alemanes España jamás podrá depreciar su moneda de forma que 40 pesetas sean 1 marco alemán ya que para mantener las proporciones de la cesta tiene que mantener la tasa peseta-marco 20 a 1).

Pues bien, como he comentado al hacerme eco de la entrada de Luis, hubo tres devaluaciones (es decir, y siguiendo el ejemplo, se dijo 1 E.C.U. son 220 pesetas, 240 pesetas y 280 pesetas en un plazo de unos años, siendo todos valores inventados, por supuesto) y opino que, al igual que entonces nuestra deuda con el exterior (es decir, de los bancos españoles con otros bancos, etc.) era fija en ratio (porcentualmente, es decir, que la peseta era igual al 20% del valor del marco, al 17% del valor del franco, etc.) también hoy en día es fija en ratio (1 euro = 166'386 pesetas, pesando la peseta un X% al realizar el cambio desde el 1 de enero de 1999, etc.).

Y, en consecuencia, al igual que entonces se faltó a la palabra dada (1 E.C.U. = 200 pesetas, y luego = 220, y luego...) también hoy puede hacerse, aunque sea de manera definitiva (1 euro = 166'386 pesetas, y luego 1 euro = lo que diga el mercado mediante las fluctuaciones a las que se ve sometido un tipo de cambio variable, de igual manera que fluctúa el tipo de cambio euro/dólar, por ejemplo).

No hay comentarios: